jueves, 30 de junio de 2016

Círculo Español, otra herencia clásica de Alberto Cruz Montt

Muchos son los edificios históricos que diseño el arquitecto porteño. El estilo francés clásico y monumentalista, coincide con el sentimiento chileno en la época del primer centenario de la nación.

¿Qué tienen en común El Club de la Unión, la Confitería Torres, el Museo de Arte Contemporáneo de Santiago, la Catedral de Valparaíso, el Banco Central, la Facultad de Artes de la Universidad de Chile y el edificio del Círculo Español? En todos estos edificios emblemáticos del centro de la capital se repite un nombre: Alberto Cruz Montt.

Nacido en Valparaíso en 1879, el arquitecto de estilo neo clásico se encuentra en la historia de nuestro país al ser uno de los arquitectos más importantes y cotizados del principio del siglo XX.

El Palacio Irarrázabal, más conocido como círculo español es uno más de los tesoros arquitectónicos que dejó Montt en su legado. Se dice que aquel Palacio es la más fiel representación del estilo francés que se puede encontrar en la capital. Su enorme patio de acceso y su fachada clásica y colonial te trasladan a otra época.

Valentina Tapia ejerce como Asistente Contable en el Palacio, cuenta ella que son muchos los europeos que visitan Santiago para conocer la herencia de Montt, “la gente se sorprende al ver el estilo arquitectónico de Montt, y la semejanza que tiene con edificios de Europa”.

Eduardo Ulloa, profesor de Historia concuerda con Valentina, “es impresionante el diseño de Montt, a mi parecer nadie igualó el estilo que logró en sus diseños. Tal vez Ricardo Larraín Bravo se le acerca, pero los diseños de Montt están en otro nivel”.

La arquitectura nacional ha ido cambiando con el tiempo, hoy en día los diseños son de otra forma y los edificios se hacen de otra forma. Sin embargo, es un orgullo haber contado con Montt en el diseño de nuestros edificios emblemáticos, y poder maravillarnos hasta el día de hoy con la herencia clásica de uno de los personajes poco conocidos, pero importantes en la historia de Chile.



























El fantasma de la dama antigua del Palacio Cousiño

Trabajadores del palacio aseguran haber visto gente que viste con atuendo coloniales rondando el lugar. Sin embargo, de la que más historia se tiene es de la famosa dama antigua.

El edificio, ubicado en la calle dieciocho N° 438, actualmente se encuentra en proceso de restauración, por lo que no pudimos ingresar a sus instalaciones, pero eso no fue impedimento para conversar con algunos de sus trabajadores, quienes se refirieron al fantasma de la dama antigua que habita el edificio que fuera hogar de una de las familias más acaudaladas de nuestro país.

El Palacio Cousiño se comenzó a construir en el año 1870 por orden de Isidora Goyenechea viuda de Luis Cousiño, fallecido en Perú en 1873 aquejado de tuberculosis, con el cual tuvo seis hijos: (originalmente eran siete, mas el mayor fallecido a la edad de un año) Luis Alberto, Carlos Roberto, Luis Arturo, Adriana, Loreto y María Luz.

Actualmente el palacio es visita obligada para quien está recorriendo Santiago. Sin embargo, mucho se ha hablado de una posible maldición, la cual se refleja en visiones, sonidos y ruidos nocturnos inexplicables. Todo esto sumado a la creencia popular de que matrimonio que se ha celebrado en el palacio ha terminado mal. Con estos antecedentes es  que la leyenda de la maldición se ha vuelto conocida dentro del palacio.

Dicen que es frecuente ver a una elegante mujer que se pasea por la casa como si buscara algo, o revisando que todo esté en orden, señala uno de los trabajadores de la restauración del palacio. Muchos creen que se trataría de Isidora Goyenechea, pero eso nunca se ha podido comprobar.

Carmen Roba es la administradora hace más de 30 años, y para ella hay mucho de mito, pero también sucesos extraños, “a mí nunca me ha pasado nada, me he quedado toda la noche y no me ha tocado ver a mí. Pero si me han dicho de casos paranormales, recuerdo que en un evento una señora estaba haciendo ramos de flores bajo la escala de servicio y dice que vio a una señora antigua parada al otro extremo.”

Al consultarle si alguna vez se ha realizado alguna santificación o purificación, Roba señaló que “la verdad es que no, ya que nunca ha habido ningún suceso negativo que amerite eso. Además si son espíritus protectores, es mejor no molestarlos, ya que no hacen nada malo."

Víctor Troncoso vive en los alrededores del palacio, y acostumbra a trotar por la plaza que se encuentra en la entrada. El indicó que efectivamente se escuchan ruidos extraños y que una vez le tocó pasar de noche y vio a un niño pequeño, con tenida antigua, jugando alrededor de unos de los arboles que se encuentra a la entrada del palacio.  ¿Mito o realidad? Juzgue usted.










El árbol donde Víctor habría visto al niño antiguo







Los fenómenos paranormales del conocido Club de la Unión

Voces, sonidos extraños y objetos que se mueven. Esos son algunos de los sucesos que trabajadores del club han vivido en uno de los edificios más emblemáticos del centro de Santiago.

El Club de La Unión se fundó en el año 1864, luego de reuniones que sostenían liberales y conservadores en la casa de don Rafael Larraín. Con el correr de los años, fue aumentando el número de miembros, por lo que debieron arrendar una casa más grande, quedando así constituido el club que se mantiene vigente hasta el día de hoy.

A principios del siglo XX, el Club adquirió el Convento de las Monjas Agustinas, ubicado en la Alameda esquina Bandera. Esta sede es la que continúa funcionando hasta la actualidad.

Sergio Castro, actual guardia del recinto señala que “hay muchas historias. Colegas han señalado que las puertas se abren y cierran solas, se mueven cosas, etc. Además en las noches esto es una “boca de lobo”, ya que no se ve nada.”

No sería extraño pensar que un edificio de 152 años posea historias sobrenaturales, más aun considerando que durante mucho tiempo funcionó como un convento de monjas, lo que le da aun más sabor a este lugar.

Cecilia Sáez es otra trabajadora del Club, ella es secretaria y también le ha tocado experimentar sucesos que se alejan de la normalidad, “recuerdo haber sentido que me tocaban la espalda en varias oportunidades.” Además, señala que no es algo que le haya sucedido solo a ella, sino que es algo que se repite constantemente “ya no nos da mucho miedo, porque estamos acostumbrados. Pero de que penan, penan” señaló Cecilia.

Sin duda que el Club de la Unión es un sitio enigmático, desde el momento en que uno ingresa, se siente en otra época. Quizás la unión de lo antiguo y lo moderno es lo que mantiene espíritus rondando, pensando que aun están en las tertulias coloniales de 1864 o en las tarde de té tan características de aquella época.




fotos propiedad de Nicolás Alfaro Gálvez